martes, 5 de febrero de 2008

Nacimiento y hormonas del amor


Una primera experiencia histórica

La “Cientificación del amor” ingresó en una nueva fase en 1968 cuando Terkel y Rosenblatt inyectan a ratas vírgenes sangre de ratas que venían de parir. Las ratas vírgenes se comportan como madres, Terkel y Rosenblatt habían así demostrado que, inmediatamente después del parto, la sangre de una madre contiene hormonas que puede inducir un comportamiento maternal. Ellos repiten su experiencia primera con técnicas más elaboradas y confirman de este modo la importancia del período que rodea al nacimiento.

Esta experiencia histórica fue seguida en el curso de los años 1970 por un gran número de otros estudios experimentales, destinados a explorar los efectos del comportamiento de las hormonas cuyos niveles fluctúan en el periodo que rodea al nacimiento.

Rosenblatt y Siegel en los Estados Unidos que trabajaban sobre las ratas, así como Poindron y Le Neidre en Francia, que trabajaban sobre los carneros, estudiarán particularmente los efectos de las hormonas femeninas que pertenecen a la familia de los estrógenos y también los efectos de la progesterona. Zarrow y su equipo estudiarán los efectos de la prolactina. Una vista de conjunto de todos estos estudios permite concluir que los estrógenos estimulan los comportamientos maternales y que la caída brutal de las tasas de progesterona al momento de parto contribuyen a inducir tales comportamientos. En cuanto a la prolactina, ya conocida como la hormona necesaria para la secreción de leche, ella apareció como una hormona esencial por sus múltiples aspectos de sus comportamientos maternales. De este modo su inyección en los ratones, aún impúber, lo lleva a la construcción de un nido.

Una segunda experiencia histórica

Hizo falta que pasaran 11 años después de la primera experiencia de Terkel y Rosenblatt antes de escuchar hablar de los estudios sobre los efectos del comportamiento de la hormona oxitocina. Esto puede parecer sorprendente porque todos los médicos y todas las parteras saben que esta hormona es esencial para el parto y la lactancia. Ella estimula las contracciones uterinas para el nacimiento del bebé y la entrega de la placenta. Ella estimula el “reflejo de eyección de la leche”. Puede ser que porque los efectos periféricos mecánicos de esta hormona son demasiado bien conocidos que los investigadores se han tomado tiempo antes de pensar en los efectos de comportamientos posibles. Hay otra explicación: la oxitocina debe ser inyectada directamente en el cerebro para que los efectos sobre los comportamientos sean detectables. En 1979 comenzó una nueva era de investigaciones, año donde Prange y Pedersen nos enseñaron que solo bastaba una inyección de oxitocina en los ventrículos cerebrales de los mamíferos para inducir un comportamiento maternal.

La explosión de las investigaciones desencadenadas por tal experiencia fue ilustrada por la publicación, en 1922, por la Academia de Ciencias de Nueva York, en un libro de 500 páginas que solo contiene artículos sobre los efectos de comportamiento de la oxitocina. Niles Newton resumió las informaciones de esta nueva generación de investigaciones calificando la oxitocina como “la hormona del amor”. Es necesario subrayar que cualesquiera que sea la faceta del amor que uno considera, la oxitocina está implicada. Ella está implicada en la lactancia, durante el acoplamiento las dos parejas segregan la oxitocina. Y aún podemos concluir los trabajos de Verbales que cuando compartimos una comida con otros comensales segregamos la hormona del amor. En otros términos, compartir una comida, es mas que alimentarse, es también establecer lazos con los compañeros.

Aunque los efectos de comportamiento de la oxitocina eran confirmados por una multitud de estudios, E.Nissen y K.Uvnas-Moberg en Suecia, demostraban que el pico de oxitocina inmediatamente después del parto puede ser aún más elevado que antes del nacimiento. Esto significa que una mujer no segrega jamás tanta hormonas del amor que inmediatamente después del nacimiento de un bebe, en la medida, bien entendido, que este nacimiento haya sido un parto no perturbado.

Una hormona jamás actúa sola

No hay contradicciones entre nuestra visión actual de la oxitocina en tanto que hormona del amor y las observaciones de aquellos que estudiaron en el pasado los efectos de comportamiento de otras hormonas sexuales, tales como los estrógenos y la progesterona. Recordemos que para ser eficaz, una hormona no debe solo segregarse, aún hace falta que los órganos objetivo o blanco dispongan de células que funcionen. Hoy en día se sabe que los estrógenos activan los receptores sensibles a la oxitocina (y a la prolactina). Debemos siempre pensar en términos de equilibrio hormonal. Por ejemplo inmediatamente después del nacimiento, la oxitocina – hormona del altruismo– y la prolactina –hormona del maternaje- se completan.

Es así que en 1979 se reveló que la madre segrega morfinas naturales durante el parto. Desde entonces, la secreción de endorfinas se han confirmado muchas veces. Al inicio de los años 80 aprendimos que el feto segrega también sus propias endorfinas durante el parto.

Hoy en día, no hay ninguna duda que durante la hora que sigue al nacimiento, el cerebro de la madre y a la vez el del bebé están impregnados de opiáceos. Las propiedades que tienen los opiáceos de inducir estados de dependencia son bien conocidos. Por lo cuál es posible de entrever como el inicio de una dependencia – de un apego – puede establecerse.

Aún las hormonas de la familia de la adrenalina (frecuentemente presentes como las hormonas de la agresividad) tienen de toda evidencia un rol importante en la interacción madre-bebé inmediatamente después del nacimiento. En estas condiciones fisiológicas, las tasas de adrenalina maternales se elevan bruscamente durante todas las últimas contracciones que preceden al nacimiento. Es la razón por la cuál “el reflejo de eyección del feto” se inicia, la mujer tiende a verticalizarse, dando la impresión de estar llena de energía, con una repentina necesidad de agarrar a alguien o alguna cosa. De pronto ella siente la necesidad de beber un poco de agua, como un orador frente a un público numeroso. Uno de los efectos de esta adrenalina es que la madre está alerta al momento del nacimiento del bebé. Suficiente de pensar en una hembra de mamífero pariendo en un ambiente natural para comprender las ventajas de las hormonas que hacen a la madre vigilante y aún agresiva al momento cuando ella debe contar sobre ella misma para eventualmente proteger a sus bebés. La agresividad es un aspecto del amor materno. No se arriesgue a tomar el recién nacido de una mona que acaba de parir!

Agreguemos que el feto dispone también de mecanismos de supervivencia durante las potentes últimas contracciones y que el segrega sus propias hormonas de la familia de la adrenalina. Una descarga de “noradrenalina” le permite adaptarse a la privación fisiológica de oxígeno que caracteriza la fase final del parto. El efecto más visible de este estado hormonal es que cuando el parto ha sido perturbado lo menos posible, el bebé nace con grandes ojos y grandes pupilas. Las madres humanas se fascinan por la mirada de su recién nacido, es como si el bebé diera una señal. El cruzamiento de miradas es una etapa importante de inicio de la relación madre bebé en los humanos.

La complejidad del rol de las hormonas de la familia de la adrenalina en la interacción madre bebé es un sujeto de estudio en pleno desarrollo. Un número pequeño de experimentaciones con animales comienzan a abrir la vía a nuevas investigaciones. Por ejemplo, se sabe que los ratones que no disponen de gen responsable de la producción de noradrenalina dejan a sus bebés dispersados y sucios y descuidan el alimentarlos, salvo si se les ha inyectado antes del parto una droga que produce la adrenalina.

Gracias a los conocimientos recientemente adquiridos los efectos del comportamiento las hormonas implicadas en el parto y el nacimiento, hoy en día es posible interpretar el concepto de período sensible introducido por los etólogos. Las diferentes hormonas segregadas por la madre y el bebé durante el parto no son eliminados inmediatamente después de nacimiento y cada uno de entre ellos juega un rol específico en la interacción madre bebé.


(Fuente: Michel Odent: “L`amour scientifié”, Les Mécanismes de l`amour Editions Jouvence, Août 2001, traducido por la autora de este blog

Informacióon relacionada: Video de Parto orgásmico:

http://www.youtube.com/watch?v=1b374qIk5QE








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